SE TRATA DE LA ACTITUD.
Las redes suelen llenarse de recursos, recursos, recursos y más recursos... Vistosos, estupendos y que desde luego ayudan y mucho como inspiración y para darles uso. Pero también deberíamos reflexionar más sobre nuestra forma de ser y estar en el aula, y de cómo vemos a los niños y niñas que nos rodean. Al fin y al cabo, nosotros somos el recurso más importante que podemos ofrecerles.
Cada día estoy más de acuerdo con algunas reflexiones que he leído o escuchado de otras compañeras. Primero debemos gestionar y comprender nuestras propias emociones para poder llevar a cabo una educación emocional de calidad dentro del aula. No creo que sea una labor que se deba hacer a través de fichas, implica mucho más que todo eso.
¿Cuántas veces no hemos pedido cosas a los niños que los adultos no somos capaces de cumplir? ¿Cuántas veces les hemos dicho que estén en silencio cuando nosotros no aguantamos callados ni diez minutos en un curso, ponencia...? ¡Cuánto tenemos que aprender de, por y para los niños!
Necesitamos materiales bonitos pero también una actitud que fomente el respeto a la infancia y sin duda, esta debería ser la parte más importante y nuestro principal objetivo a mejorar como docentes.
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